domingo, 13 de abril de 2014

MARA, VIVIR POR SIEMPRE. Por Jorge Luis Falcón Arévalo



·         * Las palabras de un hombre que me recuerda a Peter Camezind.

·        * Advertencia. Las fronteras entre la realidad y la fantasía, no transcurren en línea recta, dice el autor.

·       *  “Mara”, tiene una gran posibilidad de sobrevivencia o permanencia, por ser una obra bien escrita: Avilés Fabila.

“Un hombre, al menos, es libre; puede recorrer las pasiones y los países, atravesar los obstáculos, gustar los placeres más lejanos. Pero a una mujer esto le está continuamente vedado”, palabras de Madame Bovary, que Flaubert, inmortalizó. Julio César, evoca, dice, remarca y detalla acerca de su novela.

"Mara puede existir o no, es ficción, es realidad; pero como parte de la novela ahí está", así lo dijo Ocaña, al sostener una conversación informal en casa del que escribe. "No soy escritor, solo escribo y narro lo que sucede, lo que ha estado pasando en la historia, el derrumbe del socialismo produjo cambios económicos y políticos que permitieron el paso de un capitalismo más feroz y sin rivales", apostrofó en esa serenidad que da la amena charla.
“El libro debe de tener una larga sobreviviencia por ser una novela fascinante, producto de dos sistemas opuestos que se erigen como el escenario de esta obra que llena un hueco y al mismo tiempo abre camino para una temática intensa e inédita”. Es una novela que debe ser leída y apreciada en el tono de cada quien, en las formas y estructuras en que se daba entender, “Mara”, conlleva amor, lleva en si la suma de esfuerzos.

-       ¿Vives aquí en Berlín?
-       No, soy de la ciudad más bella y divertida del mundo, soy de Perugia.

¿Un escritor?, se le preguntó y así señaló, para adelantar, “pues no me considero escritor, -dice al cuestionarlo- en el sentido de lo profesional. No conozco de técnicas literarias. Agradezco al escritor René Avilés Fabila, sus comentarios en torno a mi persona, al elogiar la novela desde varios puntos de vista, como lo es la técnica literaria, el tratamiento de los personajes, la estructura de la novela, la riqueza del lenguaje, las referencias, en ese sentido. Por ello, no me considero un escritor. Ni escritor consumado, estoy en los inicios. Apenas le estoy agarrando el gusto y el hilo. Me considero en aprendiz de escritor.
Mara está por probarse, tiene que pasar la prueba del tiempo. Según René Avilés, “Mara, tiene una gran posibilidad de sobrevivencia o permanencia, por ser una obra bien escrita. Sin embargo debemos ver en la práctica como se consolida y también cómo reaccionan los lectores. Lo más importante es lo que digan los lectores a través del tiempo. Y referencia a la novela de Dante “La Divina Comedia”, “sigue siendo una obra que cautiva a los jóvenes y adultos del siglo XIX. Es una obra de trascendencia. En ese aspecto soy un aprendiz.
Julio rememora y suelta: Doris Lessing, Premio nobel de literatura a quien admiro por su vida y su ideología dijo: “no hay reglas para escribir una novela, nunca las ha habido, ni las habrá”. La novela tiene una gran virtud y resalta hilado en la conversación “así como García Márquez, así debe ser una novela, así como Cien años de Soledad, así como En busca del tiempo perdido, así como el Quijote, ¡ni máiz! La novela es todo un mundo de posibilidades.

- Debo irme. ¡Hasta siempre!
- ¡Oh, qué la…!
Se dio la vuelta he hizo como que iba a correr. De pronto se volvió y me preguntó:
- ¿Te gustan los Beatles?
- I love the Beatles – le respondí en un inglés Tosco, germanizado.

Yo mantengo mucho lo que Oscar Wilde, decía: para escribir un libro solo necesitas dos cosas, tener algo que decir y decirlo. Faulkner (William) decía, si tú te interesas por la técnica, pues métete de cirujano o a colocar tabiques; entonces, la técnica existe. Por eso te digo -añade- en mi caso un técnico literario me pudiera decir que tipo de técnica utilice.
Yo no soy un literato, ni soy un escritor profesional, no se dé técnica. Solo sentí que tenía algo que decir, y ¡lo dije! Será el lector que juzgue, que me haga trizas que me ensalce, que haga lo que quiera es su rollo; si se enamora de Mara, o si termina odiando a Mara o ser parte de su vida es su problema, ora sí que yo ahí se las dejo. . . ¡Que hagan con ella lo que quieran! (risas)


(Continuará)