Hua-Shan es el nombre de una de las cinco montañas sagradas de China. Se encuentren la provincia de Shaanxi, a unos 120 kilómetros al este de Xi`an y tiene el privilegio de poseer, para ascender a los templos taoístas de su cumbre, uno de los senderos más escarpados y peligrosos del planeta.
No en vano, se presupone que
más de un centenar de accidentes, la mayoría mortales, acontecen todos los años
en este peligroso trayecto, aunque las autoridades chinas guardan silencio en
este aspecto.
La parte más peligrosa del
recorrido es la conocida como “Changong Zhandao”, de casi 4 metros de largo y
unos 30 centímetros de ancho, a lo largo de un camino vertical acantilado,
donde sólo un paso en falso significa caer al abismo. Otro tramo vertiginoso es
el conocido como “Dragón negro”, esculpido en una larga y empinada arista de la
roca de tan apenas unos centímetros de anchura. Continuando la ruta encontramos
paredes prácticamente verticales, donde hay que trepar agarrándose a oxidadas
cadenas y vetustos escalones. La “Garganta de los cien escalones” es el más
espectacular, ascendiendo por una pendiente de 90º. Pequeñas pasarelas
incrustadas en la roca, apenas unos tablones temblorosos, son el único paso
para acceder a otros puntos más elevados del trayecto. En invierno, la nieve y
el hielo todavía dificulta más la ascensión, convirtiéndola en algunas épocas
en algo imposible.
Algunas partes de esta
peligrosa ascensión solo deberían de ser accesibles para gente versada en las
artes de la escalada o el montañismo, pero no es así, y muchísima gente sin
preparación se atreve con esta hazaña, pues llegar a la cumbre es todo un reto,
tanto espiritual como físico y la recompensa es grande.
Es un privilegio contemplar
desde la cima de Hua-Shan el conjunto de las cinco montañas sagradas, que
vistas desde cierto ángulo, asemejan una gigantesca flor y para las creencias
taoístas, el coronar las cinco montañas significa dar un paso de gigante hacia
la inmortalidad. Muestra de lo complicado de su ascensión es, por ejemplo, el
dato de que durante la Revolución cultural, los Guardias Rojos, que intentaron
destruir todos los templos taoístas, solo lo consiguieron con los que hay en la
parte baja de la montaña, sin conseguir acceder a los más altos, que
permanecieron intactos.
El sendero y los templos
fueron construidos durante muchas décadas por los estos monjes taoístas, no
fueron pocos los que dejaron sus vidas en su construcción, aunque para ellos,
morir en esta sagrada empresa fue todo un honor. Tan solo hay que imaginar lo
complicado que es ascender a pie para hacerse una idea de la enorme tarea que
les supondría subir todos los materiales empleados para la construcción de los
templos. Maderas, grandes bloques de roca, etc.…
Uno de cinco montañas sagradas taoístas de China, Hua Shan situado al este de Xi'an (a unos 2 horas en autobús). Consta de cuatro picos, de este lado del acantilado / tablón a pie se encuentra cerca del Pico Sur.