jueves, 15 de enero de 2015

Necesitamos presidentes así Salvador Flores Llamas/ACENTO.

Salvador Flores Llamas/ En gira por Veracruz, que gobernaba Fernando López Arias, “el boca chueca”, el presidente Gustavo Díaz Ordaz (GDO) escuchó el saludo matinal del mandatario estatal.
En una mañana de tormentas, López Arias le comentó: ¡Qué días tan horribles, Sr. Presidente!, y éste le contestó: pero los López están peores.
Del mismo GDO narran que al llegar a Tehuacán, como candidato en su campaña presidencial, vio una manta que decía: “Tehuacán con Díaz Ordaz”, y él, con cáustico humor, exclamó: “esa mezcla debe saber de la chin…”.
Ya de presidente, un líder panista, al parecer Christlieb Ibarrola, le reclamó que no había cumplido un compromiso con el PAN y le dijo: “lo que pasa es que usted es de dos caras”. Sin inmutarse, respondió: ¿Cree que si tuviera dos caras, sólo utilizaría ésta, que es horrible?   
Adolfo Ruiz Cortines (ARC) acababa de llegar a Presidente cuando regalaron a su esposa un Cadillac último modelo en su cumpleaños, y dijo a los obsequiosos: ”hace mucho que  mi mujer cumple años y nunca se acordaron de ella hasta hoy que soy Presidente; por favor llévense el auto, porque no puedo prometer nada a cambio de él”.
ARC fue un caso raro dentro del PRI.
Eso pinta el talante de D. Adolfo, cuyo sexenio tuvo fama de austero, tras del de Miguel Alemán, que se distinguió por dispendios y corrupción, y la revista “Life” tituló un artículo: “México, fábrica de millonarios, generales y limosneros”, y ubicó a Alemán entre los 10 hombres más ricos del mundo.
Eso le valió a la revista que fuera prohibida su circulación en México.  
D. Adolfo quería mucho al famoso “Tlacuache” César Garizurieta, autor de la frase “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, “Amistad que no se refleja en la nómina es pura demagogia”, y siempre procuró por darle chambas.  
Mediado el sexenio decidió hacerlo diputado federal por el distrito de Papantla, donde lo rechazaron, porque ya estaban cansados de que nunca les pusieran candidatos nacidos allí.
En los mítines, la gente le mentaba la madre y lo mandaba al diablo. César fue a ver a Salvador Olmos, secretario particular de ARC; le dijo pidiera al Presidente lo mandara a otro distrito de Veracruz, porque en Papantla perdería por el rechazo ciudadano.
Olmos, con lenguaje veracruzano le respondió que no estuviera chin…, que bastante había hecho el Presidente con hacerlo candidato, y tenía otros problemas que resolver; si le planteaba el suyo, seguramente lo mandaría muy lejos.
“Ya estás guevoncito, ve y resuelve tú mismo el problema”, le dijo Olmos.
“El Tlacuache” la pensó y convocó a un mitin en el jardín principal de Papantla. Casi escondido, expresó a la gente por el aparato de sonido: Sé que no me quieren, porque yo no soy de aquí. Pero les propongo una cosa: voten por mí, y no volveré a pararme por aquí.
La estratagema surtió efecto, los papantlecos lo hicieron diputado por buen margen, y él cumplió su palabra: nunca más volvieron ni el polvo.   
Del presidente de los EU Harry S. Truman dicen que también fue diferente y posiblemente tomó más decisiones históricas que sus 42 antecesores, como arrojar la bomba atómica en Nagazaki e Hiroshima, Japón, y al dejar la Casa Blanca sólo tenía una propiedad, la casa donde vivió antes y después de ser mandatario, en Independence, Missouri, y allí murió.
Su esposa la había recibido de herencia de sus padres.
Como Presidente se pagó todos sus gastos de viaje y comida con su propio dinero.


Cuando se retiró de la vida oficial en 1952, todos sus ingresos eran una pensión del Ejército de 13,507 dólares al año. Le ofrecieron importantes cargos corporativos con grandes sueldos y los rechazó, porque, dijo a los oferentes:

"Ustedes no me quieren a mí, lo que quieren es la figura del Presidente y ésa no me pertenece. Le pertenece al pueblo norteamericano y no está en venta..."
Después de la toma de posesión de su sucesor Eisenhower, Truman y su esposa volvieron a su hogar conduciendo su propio coche, sin ningún escolta del Servicio Secreto.
Al enterarse el Congreso de que él pagaba hasta los sellos de correo, le otorgó un complemento y, más tarde, una pensión retroactiva de $25,000 por año.
En Mayo de 1971 el Congreso iba a otorgarle la Medalla de Honor en su 87 cumpleaños, pero rehusó aceptarla, pues "No considero que haya hecho nada para merecer ese distinción, venga del Congreso o de cualquier otro sitio."


Este hombre singular escribió:

"Mis vocaciones en la vida siempre fueron ser pianista de una casa de putas o ser político. Y a decir la verdad, ¡no existe gran diferencia entre las dos!"
De estos paradigmas ya no hay en ninguna parte de nuestro mundo globalizado, y cuánta falta nos hacen.
Y más ahora, cuando México está infestado de vividores, incompetentes, cínicos, cínicos y farsantes. En una palabra, de políticos auténticos.