jueves, 5 de marzo de 2015

LA NETA DEL PLANETA Karmelynda Valverde ¿MALANDROS?

La semana pasada, tuve la necesidad de viajar a la Capital Mundial del Pozole, no sin cierto temor de toparme con alguna de las socorridas manifestaciones delos cetegovándalos. Y sí, el medio día del martes 24 del mes de los enamorados, estos  atufados compitas marchaban por la lateral del boulevard, cuando hice triunfal arribo a la capirucha de mi chilenero estado.
Para el jueves, había quedado con la Maestra María Inés Huerta Pegueros, (number one de la Coordinación estatal del Registro Civil y amiga entrañable de mi familia), en desayunar juntas;  pero por exceso de chincuales no me fijé bien en su mensaje de texto. Bueno, me quedó claro que quería que nos  viéramos en el Restaurant Citrus, ahí a un costado del Palacio de  Gobierno, para desayunar. Y según yo, la cita era a las 7:30 de la fría mañanita chilpancingueña, por lo que más que desmañanada llegué al centro de Chilpo y atravesé el zócalo a paso veloz.
Pasaban ya de las siete y media de la mañana, y rayando el caballo llegué al Citrus, donde al intentar subir a la parte de arriba un mesero me lo impidió exclamando:
-No hay servicio todavía señora, abrimos a las ocho-
-¡¿Que quéee¡¡  le dije, con aspavientos…debe haber un error… A mí me citaron a las siete y media aquí en este lugar.
-Pues sí pero nuestro servicio comienza a las ocho de la mañana-
Segura de que María Inés se había equivocado releo el mensaje y ¡oh cielos! La equivocada era yo,  pues la  cita era para las ocho y media de la mañana. Ni modo, a sentarme en una banca del zócalo como hice tantas veces en aquellos años cuando, escribía el guion para el documental de GUERRERO, que se exhibiría en la sala de rayos lasser  en el Museo de La Avispa, y me reunía cada dos semanas, con el grupo de asesores históricos que había designado el Gobierno del Estado, que presidía mi ometepequense paisano como Gobernador sustituto.
No tuve más que exclamar ‘’Okela’’ cuando me percaté del plantón de casas de campañas, sembradas en el zócalo de la capital, en lugar de rosales o gladiolas. Neta que eran un ‘’tintotonal’’ o sease, muchas,  muchas. Todas ellas igualitas, parecían catarinas, aunque de diferentes colores. Y todos ellos, hombres y mujeres,  comenzaban a despertarse e iban saliendo de sus cuevitas plastificadas. Algunas mujeres se disponían a poner café.
Y a estos quien los patrocina, me dije, mientras avanzaba entre el sembradío de casas de campaña,  cuando me encontré de frente con un letrero que decía ‘’ZONA OO5’’. Unos pasos adelante, otro letrero ‘’ Zona Centro Presente’’…luego una especie de mural con fotos delos desaparecidos y las trilladas consignas de ‘’Vivos se los llevaron y vivos los queremos’’.

-Ya compraste El Sur- escuché decir a un hombre de mediana edad, con rasgos de indígena mixteco, a dos de sus vecinitos que se estiraba uno y se quitaba las chinguinas el otro.
Muebles de oficina, dispuesto como si fueran pequeñas salas de estar afuera de las cuevitas plastificadas. Escritorios y sillas giratorias. No hay que quebrarse mucho la cabeza saber el origen de ese mobiliario. ¡Pero y qué! Ellos, son más canijos que bonitos.
Otro ñor de mediana edad se lavaba los dientes a los pies de la estatua de José María  Morelos y Pavón. Los olores del aromático café y de orines se mezclan a la altura del palacio municipal. Entre los ‘’protestantes’’ también hay ‘’bisne’’. Una caja con plantas y un letrero publicita la ‘’milagrosa’’planta de moringa a solamente 30 morlacos. Primero me miran con curiosidad, pero luego, en cuanto comienzo a tomar fotos con mi celular, sus miradas se tornan desconfiadas.
Miro la hora y son ya las ocho y diez de la mañana, entonces me encamino rumbo al Citrus con intención de esperar ahí a María Inés Huerta Pegueros cuando me percato que alguien viene caminando detrás de mi, casi pisándome los talones, y al volverme un poco descubro a un animalón con cara de malandro que portando una sudadera se acomoda la capucha, al tiempo que me inquiere en un tono nada amigable:
-¿Es usted reportera?...
A punto estuve de contestar afirmativa, pero hubo algo que me impidió hacerlo y apenas si balbucee.
-No…mentí- unos segundos antes me había llegado como un flash, la noticia aquella del secuestro de los 120 periodistas hace unos tres meses. Claro los responsable de tan gandalla acción fue la Policía Comunitaria, pero pues con eso de que Dios los hace y ellos solitos se arrejuntan… y me dije…perdóname papá Dios pero por si las dudas…
El hombresote con cara de malandro me ‘’Interrogó’’ durante unos minutos. Luego dijo que en las redes sociales los habían perjudicado mucho y por eso ya no permitían nada de fotos. No fue grosero pero su actitud era sumamente intimidante.
-La próxima vez que sea usted sorprendida tomando fotos, la vamos a llevar a nuestra concentración general para que nuestros líderes, la interroguen y le quiten el celular. ¡Ah, qué eggs! Encima de que mean a los pies del Generalísimo, y  dejan sin clases a miles de niños, todavía me quieren dar matanga con mi cel. ¡Qué  eggs!.
Alegó y alegó. Ah, pero yo también, aunque de forma suavecita. Le dije que sus derechos terminaban donde comenzaban los derechos de los demás. Sin cambiar un ápice la malandrez de su expresión, dijo que ellos solamente protestaban por sus derechos laborales. Admitió que ‘’Desgraciadamente hay compañeros que han cometido actos de ‘’corrucción’’ pero todos los demás andamos en la lucha en defensa del pan de nuestros hijos.
Con esa cara de malandro, pensé. Y bueno, casi se me chispan los blumers cuando el animalón ese me dice que es maestro de Preescolar. ¡¡¡Cristo de la Gloria!!!.
Segurito que papá Dios envió a sus ángeles, para que me protegieran y no dudo de que si el malandrón se hubiera querido agandallar conmigo, le hubieran aplicado en FA la Wilson celestial.
Antes de entrar al Citrus, me repitió la amenaza de llevarme ante los meros, meros, del movimiento, si volvía a tomarles fotos. Enterada cambio y fuera. No pasó del susto. Lo malo es que ni una coquita en todo Chilpo pa’ reponerme del bajón de azúcar.

Quiero pensar que el multimencionado animalón es de lo más tierno con sus alumnos de preescolar, y que la cara de malandro nomás la usa en caso de que intrusos mequenques – como yo comprenderé- tomen fotos a su protestante plantón.